Crónica desde el laberinto interno de la violencia
Por
Wendy Funes
- Los femicidios son el punto final de un viaje que inicia en la cotidianeidad, en el silencio y las dudas de las víctimas, hasta que la muerte acaba con toda la incertidumbre, la evidencia es que en Honduras, el 40 por ciento de las muertes violentas de mujeres, son femicidios.
Tegucigalpa. En la
segunda planta de uno de los edificios de la capital las mujeres se reúnen para
hablar de las raíces heridas que les dejó la violencia.
Son
círculos de apoyo a los que remite el Juzgado Especial de Violencia Doméstica,
las mujeres firman un libro de asistencia, se juntan en un grupo y los hombres
en otro para hacer un viaje interno y encontrar en las entrañas las causas y
secuelas. El pacto prioritario es la discreción porque “da pena que la gente
sepa”.
Así
por ejemplo, María, que podría llamarse Martha, Juana o Inés, recuerda cuando
su hijo le quiso dar con un machete y le decía que era una perra, ese instante
se congeló y le hizo recordar a su esposo. El papá de su hijo, el mismo con el
que vivió más de dos décadas en la colonia Suyapa de la capital para que sus
pequeños "fueran felices" y que un día también la amenazó con un
machete, mientras la trataba de perra.
Esa
tragedia me hace recordar que las palpitaciones se aceleran, dan ganas de
vomitar y parece que los huesos se van a salir de la piel y que los latidos del
corazón también, cuando un hombre te agarra del puño, te pregunta ¿quién te
está cogiendo? ¿Por qué no querés nada conmigo?, ¡sos una ramera!, pero eso
viene después que te arrancaron las raíces de un solo golpe.
Otra
joven blanca, con los labios gruesos y rojos que hacen un lindo contraste con
su pelo castaño y los ojos café cuenta que la carretera de Valle de Ángeles le
trae malos recuerdos. Por esa calle, rodeada de liquidámbar, con olor a pinos
frescos, iba junto a su pareja cuando empezaron a gritarse y entonces él le dio
varias bofetadas hasta sacarle sangre de nariz, ahora está tratando de recoger
los pedacitos para recomponer el cristal de su vida.
Cada
una va contando su historia con diferentes circunstancias y con la misma
esencia de dolor.
Otra,
es una mujer morena, de rizos negros que trabaja en una floristería de la
colonia Florencia, su dilema en este círculo de apoyo es que su esposo le
quiere quitar sus hijos porque aduce que ella trabaja mucho, todo el día. Y
ella no sabe cómo hacer porque necesita el empleo para mantener a sus pequeños.
Las
palabras a estas alturas me dan ganas de hablar, pero estoy enrollada como un caracol,
con un conflicto interno por ser periodista, aparecer en televisión, tener
miedo a que las demás no sean discretas y cada vez que te vean en la pantalla
repitan a ella le hicieron esto y aquello, su marido le decía que es una mala
madre, ¡porque es difícil que alguien entienda!
De
frente al círculo de mujeres me pregunto si vale la pena seguir perdiendo el
tiempo que podría utilizar buscando una noticia y, en ese instante, una voz
interna empieza a recorrer los recuerdos y repite, cuando llegás donde la jueza
y entra al despacho judicial la persona que denunciaste, dando la mano a ella y a todas las personas con una sonrisa
afable, mientras vos estás molesta y con mal semblante y no querés hablar;
cuando la jueza creyó que la problemática quizá eras vos y te mandó a examinar
a la Fiscalía de la Mujer para que el Ministerio Público dictaminara si era
verdad que te agredían o fuiste vos; cuando llegaste ante una fiscal y por
enésima vez debiste abandonar tu trabajo con riesgo de que te corran y debiste
empezar de nuevo el viaje a los túneles de sus recuerdos para contar que te
dijeron fea, maldita, qué color de piel y mientras tanto sudás, pensando si
realmente eso era violencia o si simplemente te lo inventaste; cuando mordías
las almohadas y te sentías en un callejón sin salida; cuando crees que
talvez no sos víctima pero estás
prejuiciada porque has escrito tantos reportajes del tema. Y abandono mis
pensamientos que me ponen los ojos llorosos y vuelvo al círculo de mujeres,
pensando ahora que hay que terminar rápido este paso, pero sólo para cumplir la
orden judicial porque talvez fue muy acelerado hacer una denuncia.
Al
final de casi ocho meses, el círculo de varios jueves por las mañanas me
permite comprender un poco más el fenómeno, disipar algunas dudas, valorar que
esta ruta pudo salvarme la vida y tratar de olvidar cuando me tomaron del
cuello, me apretaron, me tiraron en la cama y me dijeron: para matarte a vos
basura, mejor me voy.
Quizás
contarlo ante el juzgado, repetirlo en la Fiscalía, recordarlo en las terapias
de grupo, interna o externamente, sean un remedio para sacarlo y que se lo
lleve el frío del invierno porque aún al reiterarlo y conociendo que hay una
sentencia judicial favorable uno sigue pensando si realmente ocurrió o si es
exagerado.
Pero
no todas las mujeres en Honduras tienen la suerte de acudir a un Juzgado de
Violencia Doméstica, tener el tiempo de asistir a terapias, reuniones, charlas
o a soportar las burlas de la policía como una mujer a la que me encontré en
una cobertura periodística en la desaparecida Dirección General de
Investigación Criminal (DGIC) que andaba preguntando ¿a qué hora salía de la
cárcel su esposo, acusado por violencia doméstica?
¡Jajaja
ya anda buscando la otra vergueada!, le respondió un policía, con la sonrisa de
lado y socarrona, respaldado por las risas burlonas de los demás detectives,
¡porque es difícil que alguien entienda!
Aunque
lo escribamos, aunque lo digamos, aunque alguien lo cuente y aunque lo vivamos,
es complicado estar seguras cuando llega la violencia y poder identificar cómo
salir de ese círculo para evitar consecuencias peores.
Las
cifras de violencia
Karla
Lara canta que “nos matan por ser mujeres, nos matan queriendo atarnos” y las
cifras, que no pueden detallar cómo es cuando te despedazan, parecen darle la
razón. Sólo en el primer semestre de 2014, la Fiscalía Especial de la Mujer
recibió 8, 700 denuncias por violencia doméstica.
El
Centro de Derecho de Mujeres (CDM) registró hasta Junio 2014 que los medios de comunicación escritos reportaron 338
mujeres víctimas de manifestaciones de violencia, de esta cantidad 187
perdieron la vida en forma violenta y 108 fueron víctimas de violencia
sexual.
De las 187 mujeres que murieron de forma violenta, el CDM
identificó características femicidas en 83 casos. Eso implica que cuatro
de cada 10 muertes violentas de mujeres, son femicidios.
El
Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras
(UNAH) reveló que desde el 2005 hasta el 2012, “la Muerte Violenta de Mujeres
mantiene una tendencia creciente; que pasó de 175 muertes a 606 muertes de
mujeres para el 2012, lo que representa un aumento de 246.3% en los últimos
ocho años. Es necesario señalar que en el año 2012, mueren asesinadas
mensualmente un promedio de 51 mujeres y una cada 14 horas con 30 segundos”.
En
2012, el Observatorio de la UNAH reportó 20 municipios, de los 298 que tiene
Honduras, sin homicidios y en 2013 la cifra aumentó porque hubo 34 municipios
sin muertes violentas; sin embargo en todos se registró violencia doméstica.
En
Lempira, que tiene varios municipios sin homicidios, existen cifras de
violencia doméstica, registradas por los Juzgados de Paz; La Libertad,
Francisco Morazán, uno de los 20 municipios sin homicidios en 2012, es un caso
particular porque no registró ni un caso de violencia doméstica.
En
fin, la violencia doméstica dejaría de ser un problema de cifras con programas
de educación, prevención integral en la vida cotidiana del hogar para evitar
tanto dolor, dudas y silencios.
El
Estado debe tener una política eficaz de intervención para evitar que la muerte
sea el remedio que acaba con toda la incertidumbre que viven las víctimas de
violencia doméstica; tampoco hay investigación criminal, de tal forma que la
norma en Honduras es la impunidad.
FUENTE: Centro de Derechos de Mujeres
Hallazgos anuales para 2014
La distribución por departamento de las muertes violentas
de mujeres, hasta el mes de Junio 2014, es la siguiente:
Departamento
|
Cantidad
|
Porcentaje
|
Atlántida
|
17
|
9.1
|
Choluteca
|
1
|
0.5
|
Colón
|
3
|
1.6
|
Comayagua
|
4
|
2.1
|
Copán
|
6
|
3.2
|
Cortés
|
82
|
43.9
|
El
Paraíso
|
6
|
3.2
|
Francisco
Morazán
|
59
|
31.6
|
Lempira
|
1
|
0.5
|
Olancho
|
4
|
2.1
|
Valle
|
1
|
0.5
|
Yoro
|
3
|
1.6
|
Total
|
187
|
La distribución por mes de las muertes violentas de
mujeres, hasta el mes de Junio 2014, es la siguiente:
Mes
|
Cantidad
|
Porcentaje
|
Enero
|
31
|
16.6
|
Febrero
|
25
|
13.4
|
Marzo
|
36
|
19.3
|
Abril
|
25
|
13.4
|
Mayo
|
32
|
17.1
|
Junio
|
38
|
20.3
|
Total
|
187
|
Comentarios
Las autoridades hondureñas y la sociedad deben hacer mayores esfuerzos para enfrentar ese problema.
Muchos abrazos.